Escribiendo a Raffaelina Cerase, una de sus primeras hijas espirituales, Padre Pío confiesa los sentimientos de alegría y de ternura por la llegada de la Navidad: “ Al comenzarse la Sagrada Novena de Navidad en honor al Santo Niño Jesús, mi espíritu se ha sentido como renacer a nueva vida; el corazón se siente como demasiado pequeño para contener los bienes celestiales; el alma toda deshecha ante la presencia de este nuestro Dios por nosotros hecho carne.
¿Cómo hacer para resistirse y no amarlo siempre con ardor?
¡Oh, abracémonos al Niño Jesús con el corazón inmaculado de culpa, para gustar lo dulce y suave que es amarlo!
No dejaré jamás, y mucho más en estos días santos, de rogar al Niñito por todos los hombres, especialmente por vosotros y por todas aquellas personas que están en vuestro corazón. Lo pediré a fin de que os pueda hacer partícipes de todos los carismas que se han despertado y se van despertando cada vez más en mi espíritu”.
En otra oportunidad dijo el Padre Pío sobre la Navidad:
“Cuáles y cuántas enseñanzas surgen de la Gruta de Belén! ¡Cómo debe sentirse encendido de amor el corazón por Aquel que es todo ternura y se ha hecho para nosotros!
¡Cómo debemos arder del deseo de conducir al mundo todo a esta humilde gruta, asilo del Rey de reyes, más grande que cualquier reino humano! Pidamos a este Divino Niño el poder revestirnos de humidad, porque solo con esta virtud podemos gustar este misterio pleno de divinas ternuras”
Fuente: padrepiopietrelcina
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