jueves, 15 de enero de 2009

El Angelus

(Para todo el año litúrgico, menos el tiempo de Pascua)

V. El Ángel del Señor anunció a María,
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.

Avemaría.

V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mi según tu palabra.

Avemaría.

V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.

Avemaría.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y en los siglos de los siglos. Amén
(tres veces).


En Latín:

(Primer toque triple de campana)

V.- Angelus Domini nuntiavit Mariae;
R.- Et concepit de Spiritu Sancto

Ave Maria...

(Segundo toque triple de campana)

V.- Ecce Ancilla Domini,
R.- Fiat mihi secundum Verbum tuum

Ave Maria...

(Tercer toque triple de campana)

V.- Et Verbum caro factum est,
R.- Et habitavit in nobis.

Ave Maria...

(Campanas al vuelo)

V.- Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix
R.- Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

Oremus: Gratiam tuam, quaesumus, Domine, mentibus nostris infunde; ut qui, Angelo nuntiante, Christi Filii Tui Incarnationem cognovimus, per passionem eius et crucem, ad resurrectionis gloriam perducamur. Per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen.


Dice Antonio Royo Marín:

Tres veces al día, o sea al amanecer, al mediodía y al anochecer, el dulce tañido de la campana desde lo alto de las grandes catedrales o desde la pequeña iglesia aldeana invita a los cristianos a elevar al cielo la sublime plegaria del Angelus para saludar a María y recordarle la escena más grandiosa de su vida: la Anunciación del ángel de Nazaret y el misterio de la encarnación del Verbo en sus virginales entrañas: El ángel del Señor anunció a María, y concibió del Espíritu Santo...

El Angelus sufrió un lento proceso evolutivo hasta alcanzar su forma definitiva tal como lo rezamos hoy. Este proceso evolutivo abarca tres siglos: el XIII, en el que comienza el Angelus vespertino y poco después el matutino; el XV, en el que comienza en Francia el Angelus del mediodía, y el XVI, en el que la fórmula de los tres Angelus reunidos llega a ser universal y estable.

El primer documento conocido en el que encontramos el Angelus en su forma actual, indulgenciada por Paulo III, es un catecismo impreso en Venecia en 1560. Poco después, en 1571, San Pío V inserta el Angelus en un Oficio parvo de la Virgen aprobado por él. El triunfo definitivo y universal del Angelus se logró cuando Benedicto XIII, el 14 de septiembre de 1724, con el breve Iniunctae nobis, concedía cien días de indulgencia por cada vez que se rezase y una plenaria al mes al que lo recitase diariamente de rodillas por la mañana, a mediodía y por la tarde al toque de campana. Benedicto XIV estableció el 20 de abril de 1742 que durante el tiempo pascual se sustituyese el Angelus por la antífona Regina caeli laetare. Finalmente, Pío VII, en 1815, añadió al Angelus tres Gloria Patri, etc., en acción de gracias por los dones copiosamente otorgados por la Santísima Trinidad a la Virgen, particularmente por su gloriosa Asunción a los cielos.

El toque característico del Angelus consiste en el tañido de tres campana das antes de cada Avemaría, seguidas, finalmente, de nueve campanadas algo más rápidas que las tres rítmicas anteriores.

Nuestros mayores conservaron fielmente esta preciosa práctica, que hoy, por desgracia, descuidan muchos cristianos. Era una escena bellísima en los talleres, fábricas, en el seno del hogar, en pleno campo, etc., ver cómo los fieles cristianos interrumpían un momento su trabajo al toque de la campana y se descubrían respetuosamente para saludar a María con el rezo devotísimo del Angelus...

No hay comentarios: