martes, 15 de junio de 2010

Gracias padre!

Varios sacerdotes abusaron de mi...

Cuando era muy niño, sin tener conciencia, sin libertad, sin poderme defender, uno de ellos me hizo hijo de Dios, heredero de la Vida Eterna, Templo del Espìritu Santo y miembro de la Iglesia, nunca podrè perdonarle haberme hecho tanto bien.

Otro, insistiò en mis años tiernos, en inculcarme violentando mi voluntad, el respeto por el Nombre de Dios, la necesidad absoluta de la oraciòn diaria, la obediencia y la reverencia a mis padres, el amor por mi Patria y me enseñò la utopìa de no mentir, no robar, no hablar mal de otros, perdonar y todas esas cosas que nos hacen tan mojigatos y ridìculos...

Otro apereciò aludiendo que el espìritu Santo, debìa venir a completar la obra comenzada en el Bautismo, que me harìan falta sus dones y sus frutos, que ya era hora de que viniera en mi ayuda Aquel que me harìa defender la Fe, como un soldado ¡Què osadìa hablar en tèrminos tan bèlicos!, hizo en esa època que cuidara mi alma de las "suciedades" del mundo, que fuera noble, leal y honesto...

Otro abusò dàndome libros para leer, no le bastaban sus consejos, que hacìan poner la mirada en la eternidad y vivir como extraños aquì en la tierra, ¿Quièn sacarà ahora de mi cabeza "Los cuatro Evangelios", "Las glorias de Marìa", "La imitaciòn de Cristo", "Las confesiones", "Las Moradas" , etc.?, ¿Quièn serà capàz de curarme de todos esos tesoros que me marcaron para siempre?.

Otro abusò de mi ignorancia enseñàndome cosas que no sabìa, otro no hablaba pero su vida virtuosa me inclinaba cada vez mas a imitarlo. Hubo algunos que se aprovecharon de mi en momentos inesperados y me corrigieron, me alentaron y hasta rezaron por mì.

Otros, cuando yo ya estaba en un cìrculo del cual no podìa salir, se empecinaron con mi naturaleza caìda y me incitaron a recibir a Jesucristo en su Cuerpo y Sangre, para resistir a los embates del enemigo, para fortalecer mi flaqueza y santificarme cada dìa mas. Aunque para aquel que lea esta denuncia, le parezca que esto ya es demasiado y que màs bien no se puede hacer, les digo que los abusos siguieron en aumento y todo pasò a mayores, cada vez que conocìa a un sacerdote, se aprovechaba de mi con renovados mètodos, reliquias, estampas, agua bendita, rosarios, bendiciones y oraciones de todo tipo, armaban una càrcel de tremendos beneficios que llegaron al lìmite de lo soportable.

Quiero dejar claro esta injusticia llena de perversidad y que atiendan a mi reclamo en esta denuncia, por que sè que algunos de ellos me estarà esperando para seguir con esta iniquidad, sentado en un confesonario o a lado de mi cama cuando estè moribundo y aunque desaparezca seguiràn abusando con sufragios por mi alma y sùplicas de misericordia. Quiero que se sumen a mi voz todos aquèllos que han sido vìctimas de estos atropellos y se han sentido ultrajados por estas personas, pues sè que a otros los han unido en matrimonio, a otros le descubrieron su vocaciòn, a otros hasta llegaron a ayudarlos materialmente o guardaron con llave en su corazòn para siempre secretos tremendos de sus miserias humanas.

Cuidèmonos gravemente de tratar con ellos, no les demos nuestros datos, no los miremos a los ojos, no les consultemos absolutamente nada, no sigamos ninguno de sus pasos, pues corremos el riesgo un dìa de caer en sus trampas y salvarnos.

P. Gustavo Caro

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