sábado, 22 de enero de 2011

EJERCICIO DE LA BUENA MUERTE

(Especialmente recomendado por San Juan Bosco para el día de retiro mensual)

EL MOMENTO DECISIVO DE NUESTRA VIDA

Fuimos creados por Dios y debemos volver a Él. Nuestra vida es un viaje hacia la Casa del Padre que nos espera: una muerte santa nos abrirá las puertas del paraíso introduciéndonos en los esplendores eternos.

Por consiguiente el momento más importante y decisivo de la vida es la muerte: de ella depende nuestra eternidad. ¿Será para ir a una eternidad feliz o desgraciada? ¿Y si la muerte te sorprendiera ahora imprevistamente, estarías preparado para presentarte ante el tribunal de Dios?

Es por lo tanto muy conveniente, como lo recomendaba Don Bosco, que cada mes pienses en la muerte a fin de que puedas:

1. Revisar el estado de tu conciencia y las confesiones pasadas, especialmente las que has hecho en el mes anterior para quitar cualquier duda o incertidumbre,
2. Hacer una confesión y una comunión tan esmerada y fervorosa, como si fuera la última de tu vida,
3. Examinar los propósitos hechos en tus ejercicios espirituales y determinar el trabajo espiritual que debes hacer en el mes que comienza.

El pensamiento de la muerte no es motivo de tristeza sino de serenidad y de paz para el alma, luego de contento y alegría.
Nadie murió tan serenamente como Domingo Savio y Miguel Magone, cuya muerte fue “un sueño de alegría”. Ellos todos los meses hacían con toda fidelidad el ejercicio de la buena muerte. Para quien está en gracia de Dios, la muerte es un encuentro fraternal con Jesús, un abandono afectuoso y confiado en los brazos de un Padre infinitamente bueno.

Fuente: Devocionario Católico Tradicional

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