viernes, 29 de agosto de 2008

Nueva capilla tradicional en Corrientes - Argentina


RESPUESTA A MONS. STANOVNIK, ARZOBISPO DE CORRIENTES,
CON MOTIVO DE LA APERTURA DE LA CASA
“NUESTRA SEÑORA DE ITATÍ”

Sermón dado en la bendición de la Capilla “San Miguel”:

Estimado Padre, queridos fieles:

Que alegría para cada uno de nosotros estar aquí para bendecir esta nueva capilla puesta bajo la protección de San Miguel. Antes de explicar el sentido de esta ceremonia, quisiera agradecer a todos los que se dedicaron a esta obra. En primer lugar agradezco la generosidad de la Casa General de la Fraternidad, de Monseñor de Galarreta y la de Ustedes: sé que algunos hicieron un esfuerzo muy grande. Agradezco al Reverendo Padre Canale que se encargó de supervisar todo y a todas las personas que vinieron trabajar aquí a fin de que este lugar sea digno de Nuestro Señor. Supe también que algunos de Ustedes manifestaron una generosidad muy meritoria con el tiempo dado para que todo esté listo para la ceremonia de esta mañana. ¡A todos muchísimas gracias!

¿Por qué quisimos abrir esta capilla? ¿Por qué tenemos que bendecir este lugar? ¿Y cuáles serán los compromisos que Ustedes van a tener respecto a esta capilla? A estas preguntas quisiera responder esta mañana.

¿Por qué la Fraternidad quiso abrir este lugar? Hay tantas Iglesias en Corrientes… En la historia de la Iglesia había una costumbre: cuando un misionero, o un sacerdote, o una comunidad religiosa como los jesuitas, llegaban a un lugar para anunciar el Evangelio, la primera obra que hacían era construir una capilla o una Iglesia. Después, alrededor de esta iglesia, las familias se establecían, se abría una escuela, se construían casas y así empezaba una pequeña cristiandad.

Esta capilla será bendecida para que el Santo Sacrificio de la Misa tradicional sea celebrado en un lugar digno. Durante varios años, hemos celebrado esta Misa en lugares pequeños que fueron un poco como el pesebre de Belén. Estamos muy agradecidos a las personas que nos recibieron durante este tiempo. Ahora queremos establecernos de manera definitiva en Corrientes para que los fieles que quieran puedan asistir a la Misa tradicional de San Pío V que santificó tantos Santos durante la historia de la Iglesia y que los Obispos prohibieron durante más de cuarenta años hasta hoy, a pesar de las decisiones recientes del Papa. Queremos asistir a una Misa católica por la alabanza de Dios, nuestra santificación y la del mundo, la reparación de nuestros pecados, la salvación de los pecadores y la extensión del Reino de Cristo Rey. No queremos una misa que tiene un espíritu protestante como la misa nueva. Queremos guardar la fe católica, vivir de esta fe y transmitirla. Todos vemos el desarollo espantoso de las sectas, la pérdida de la fe en las familias y en la juventud. La Misa tradicional, con los sacramentos católicos tradicionales son medios dados por la Santa Iglesia que mucho queremos y necesitamos para la salvación de nuestras almas. ¡Querer eso no es un escándalo! ¡Pero sí es un escándalo condenar eso!

¿Por qué bendecir esta capilla? La bendición da a la capilla una santidad permanente. La Iglesia quiere disponer el lugar para recibir la Presencia Real de Jesucristo en el Sagrario. Con la bendición, la capilla es separada del mundo. Este lugar pertenece a Dios. Los ángeles lo habitan.
Por esta razón, este lugar debe ser un lugar de silencio. Dios habita en el silencio, dice la Sagrada Escritura: Dios habla en el silencio. Aquí Nuestro Señor estará presente para hablarnos. Para quedarse presente con nosotros en la Santisima Eucaristía. Dios no habla en el ruido. Cuando una persona entra en una iglesia donde Jesucristo está presente, debe dejar el espíritu del mundo afuera, porque en la capilla va encontrar a su Creador y su Redentor.

La bendición de una capilla es un poco como un baustimo. Las paredes, el piso y todo el interior son purificados con el agua bendita que arroja el sacerdote. El demonio se va —y el espíritu del mundo también— para dar lugar a Dios y a sus ángeles. Queridos fieles, cuando Ustedes entren en este lugar guarden siempre el silencio por respeto a la santa Presencia de Nuestro Señor y para escucharlo en el fondo de sus corazones.

En una capilla se escucha durante la Misa la Sagrada Escritura y su explicación hecha por el sacerdote. Aquí se enseña también el catecismo. Esto tiene una importancia muy grande; acuérdense de la orden de Jesucristo a los apóstoles: “vayan a enseñar a todas las naciones, bautizándolas en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo”. Para amar a Nuestro Señor y seguirlo tenemos que conocerlo. Sólo la Iglesia Católica recibió el poder de enseñar a las almas y santificarlas. La Iglesia, a la luz de 2000 años de Tradición transmitida por los Papas, los santos Doctores, los santos Confesores, tiene este papel de hacer conocer a Jesuscristo y a todas las verdades de la fe. La Iglesia no es la proprietaria de la fe, sino la depositaria. Ni el Papa, ni los Obispos, ni los sacerdotes pueden cambiar la fe, ni tampoco el catecismo.

Desgraciadamente, hoy han cambiado el catecismo y la fe: lo sabemos y lo vemos. No lo aceptamos, no por rebeldía sino por fidelidad a los Papas, a los Santos, a los Mártires que nos transmitieron este tesoro. No somos cismáticos. Somos fieles a San Pío V, a San Pío X , a los santos jesuitas, a los capuchinos que evangelizaron este continente. Somos catolicos romanos. Queremos a Dios, a la Santa Iglesia, al Papa, y a los Obispos. Pero preferimos a veces obedecer a Dios más que a los hombres, como lo dijo san Pablo, cuando la fe está en peligro. Muchos cambios hechos desde el último Concilio están en ruptura con la Santa Tradición. Queremos salvar nuestras almas. Uds quieren salvar las almas de sus hijos. La fe tradicional dio frutos maravillosos. Es para guardar esta fe y transmitirla que abrimos esta capilla. Estamos persuadidos que, abriendo esta capilla, ayudamos al Papa, a los Obispos, a la Iglesia y a la Patria. Aquí, Ustedes van a recibir la fe católica íntegra para hacer reinar en sus almas y en sus familias a Cristo Rey.

En este lugar se celebrará el Santo Sacrificio de la Misa. Es la razón mayor de la apertura de esta capilla. La Misa es la oración más importante de nuestra religión, la joya de nuestra fe católica. El sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo se perpetúa cada vez que el sacerdote celebra una Misa. ¡Miren esta Cruz que fue puesta encima del altar! Es Nuestro salvador que murió por amor a nosotros. Él quiere difundir su Preciosísima Sangre sobre las almas de los hombres, sobre nuestras almas. Los que asistirán aquí a la Misa aprenderán a amar a Dios, a aceptar las cruces de la vida, a conocer la voluntad de Dios, a rezar por la conversión de los pecadores, a rezar también por las almas que están en el Purgatorio, que esperan que las Misas sean celebradas por ellas al fin de ser libradas de ese lugar de sufrimientos.

Para celebrar esta Misa, todos miramos en dirección de Dios. Es por esta razón que el altar está dispuesto así y no en dirección de los fieles. El sacerdote, al celebrar, hace subir nuestras oraciones y ofrece nuestras acciones a la Santísima Trinidad y hace descender las gracias sobre nosotros y las almas por las cuales rezamos.

Esta Misa es celebrada en latín, que es el idioma oficial de la Santa Iglesia y manifiesta su unidad en todo el mundo. Muchas veces escuchamos a Obispos que dicen que no quieren el latín porque la gente no entiende este idioma: esta objeción no vale. Cuando Cristóbal Colón llegó para descubrir las Américas, nadie hablaba castellano ni entendía latín. Y a pesar de esta dificultad, y gracias a esta Misa que celebramos hoy, que es la misma Misa que se celebró hace más de quinientos años, todas las Américas se convirtieron a la fe católica. Esta maravillosa liturgia ayudará hoy a las almas a guardar la fe o a volver a ella, se los aseguro. ¡Esta Misa tiene una gracia particular!

Queridos fieles, la apertura de una capilla es una gracia de Dios y un regalo inmenso de la Providencia. Hay tantas personas que piden a la Fraternidad abrir capillas como ésta y no podemos responder favorablemente porque nos faltan sacerdotes… Además, es por esta razón que no podremos venir cada domingo. Llegará el día, si Dios quiere, que podremos hacerlo y establecer sacerdotes aquí de manera permanente. Les pido que recen por esta intención.

Ahora, queridos hermanos, vengan a menudo a esta capilla para asistir a la Misa cada vez que el sacerdote esté presente. Vengan para escuchar la buena doctrina, para recibir a Nuestro Señor en sus almas. Vengan aquí para pedir los sacramentos: el bautismo para sus hijos, el sacramento de matrimonio, el perdón de Dios con el sacramento de la confesión, y llamen al sacerdote para que dé el sacramento de la extremaunción a sus enfermos.

También esta capilla es vuestra. La Fraternidad hizo un esfuerzo inmenso para comprarla y arreglarla. Ahora ayúdennos para mantenerla, y para comprar lo que falte. Sean generosos. Dios recompensa a los que hacen sacrificios en su honor. Sin su ayuda no podremos hacer nada.

Finalmente, demos gracias a San Miguel Arcángel, que es el patrono de este lugar. Que él, que venció al demonio, nos ayude a combatir para que seamos fieles a la fe. Que él nos proteja de los errores, y nos fortalezca para resistir a las tentaciones y al espíritu del mundo.

La otra patrona de esta casa es Nuestra Señora de Itatí. Que Ella proteja a los sacerdotes y a sus apostolados. También a cada una de sus familias, a sus hijos, a sus enfermos. Que Ella atraiga una lluvia de gracias sobre esta ciudad de Corrientes, sobre cada uno de nosotros y sobre nuestra capilla. Queridos fieles, hemos abierto esta capilla por amor a Dios, a la Santa Iglesia, al Papa y a la santa Tradición católica, por amor a nuestra patria. Seamos valientes para permanecer fieles a esta gracia tan grande que Dios nos da. Demos el ejemplo de una vida santa, ¡seamos apostólicos! Esta capilla llena es el espejo del Cielo. Yo espero que dentro de cien años todos estemos reunidos en la catedral más grande, la del Cielo donde podremos alabar a Dios, amar a la Santísima Virgen, a los Santos y a los Ángeles, a quienes habremos aprendido a conocer, amar e imitar en esta capilla. ¡Amén!


Padre Christian Bouchacourt
Superior de Distrito

Domingo 24 de agosto de 2008

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