lunes, 29 de septiembre de 2008

San Miguel Arcangel


29 de septiembre
SAN MIGUEL, Arcángel

Patrono de los artistas; personal de emergencia médica; paramédicos; radiólogos; radioterapeutas; oficiales de policía; fuerzas de seguridad; guardias de seguridad; soldados; paracaidistas; marineros; enfermos; personas en trance de muerte; esgrima; verduleros; tenderos; panaderos; fabricantes de sombreros; caballeros; fabricantes de espadas. Protector contra los peligros del mar y en las batallas. Se lo invoca en las tentaciones y para pedir una santa muerte.

San Miguel, el príncipe de los ángeles y el protector de la Iglesia, siempre ha defendido el honor y la gloria de Dios tanto en la tierra como en el cielo. Fue él quien echó del paraíso a Lucifer y sus cómplices. La Iglesia celebra esta fiesta en su honor, y Francia, que lo ha elegido por protector, a menudo ha experimentado los venturosos efectos de su protección. Luis IX creó en su honor la célebre Orden de San Miguel; Rusia también lo tuvo en gran veneración.

MEDITACIÓN SOBRE SAN MIGUEL

I. Lucifer se había rebelado contra Dios: tal vez se negaba a adorar el misterio de la Encarnación, que Dios había revelado de antemano a sus ángeles. Imita el celo de este arcángel cuando se trata de los intereses de Dios: declárate abiertamente en contra de los impíos. Cuando el mundo con sus placeres o el demonio con su orgullo te ataquen, diles con San Miguel: “¿Quién como Dios?” Mundo, placeres, honores, riquezas: ¿pueden acaso tus recompensas compararse a las que Dios me reserva? ¿Quién como Dios?

II. La humildad y la sumisión procuraron a San Miguel una gloria eterna, y el orgullo precipitó a Lucifer en los abismos infernales. ¡Temblad, soberbios! La vanidad es la que ha perdido a la más hermosa de todas las creaturas. Humillémonos y temamos comparecer ante Dios que hasta en los ángeles ha encontrado corrupción. ¡Cayeron los astros del cielo y yo, lombriz, no tiemblo!

III. Debes honrar a San Miguel, porque es el príncipe de la Iglesia que debe un día asistir al examen de toda tu vida. ¿Qué dirás? ¿qué harás en ese tremendo día? No podrás esperar ayuda alguna ni de tu riqueza ni de tu ciencia. Sólo tus buenas obras abogarán a tu favor ante el Juez supremo. ¿Bastarán para asegurarte una gloria eterna? Llegará ese día en el que un corazón puro valdrá más que palabras hábiles, una buena conciencia más que una bolsa llena de oro (San Bernardo).

Fuente: Tradición Católica

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermosa Meditación!!

Me encanta San Miguel, lo honro mucho y siempre que tengo miedo pido que me proteja junto a mi ángel de la guarda.

Además seria bueno rezar siempre esta oración:

Oración:

"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."
(Aunque no es obligación, se puede continuar con gran provecho la práctica de rezar esta oración después de la Santa Misa como se hacía antes del Conc. Vat. II.)

Saludos en Cristo y María:

Mitzi.

Romanista dijo...

Así es, debería rezarse esa oración al finalizar la misa, fué un suicidio quitarla junto con sus imágenes y estatuas, ya que Él es el guardián de la fé y de los tabernáculos. Eso explica muchas abominaciones en el lugar santo.

También puede y debería rezarse en el rosario luego de la jaculatoria de Fátima.

Saludos

Matías